Empecé muy joven en Teruel. En la universidad me quedé campeón universitario en Zaragoza. Fui a jugar campeonatos universitarios a Madrid.
Mi hijo se sacó los títulos de carnet de entrenador y le dije que sería delegado de él si se sacaba el título de entrenador.
Entré en el Montecarlo y luego me fui al Casablanca donde me pegué veinticuatro años con los equipos.
Con el entrenador que en estos momentos tiene Caspe, Javier Romero, he estado unos dieciséis años con él en Liga Nacional y División de Honor. En el Illueca y en Caspe ahora los dos años que llevamos.
En el Caspe me quedo con la ilusión de todas las personas que nos han tratado de maravilla. Todas las personas que hay en Caspe, directiva, público…
Estoy muy contento porque no nos han puesto nunca malas caras aun yendo los últimos en la clasificación. Y ahora parece que la gente está sintiendo otra vez, los mismos sentimientos que tuvimos el año pasado cuando juega el Caspe en casa.
A mi me gusta el fútbol de ataque. Siempre me ha gustado el ataque porque he sido una persona de ir a meter gol.
Últimamente el fútbol es más de control, de tener el balón, de retenerlo y de valorar más las jugadas. Buscar el espacio más, a ver si encuentran hueco para entrar a meter gol.